Retrato

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Poetisas marroquíes
Wafae lmrani
RETRATO

Allí
donde está el meditabundo rapto
descansas, oh mujer asombrosa, entre humanos.
Oh extraña, incluso entre los extraños
tu corazón está iluminado con estrellas
que de ninguna parte emanan.
Y tú, triste y fuerte, 
como la cima de una bendita montaña,
abundante, con la docilidad de la catarata,
y tan atrevida y tan alta,
derramada de la sabiduría de la noche
como la palabra que fluye entre los enamorados.
Y tu copa siempre
está herida…
En la desolación resides,
mas recoges toda la belleza del mundo, 
la campana de la espera en vano te aleja,
y en vano te oculta la alegría que se vierte
de tu vieja incandescencia celeste.
Y, como la aurora, aprendes
en el sosiego de los collados
a amistarte con los elementos.
Y cuando en los turbados valles
te alumbran las heridas, ¡oh mujer buena!,
la luna se desplaza, magnífica, hacia tu frente.
Eres el vagabundeo del alma en su extensión,
y eres tan verde de revelación,
ascendiendo en una pasión que se reitera.
Florecientes son tus orillas,
y tu tierra es la de los nacimientos.
Enamorada
surges de los poros de la belleza absoluta,
tienes otra vida
más amplia que el dolor que fielmente espera
al umbral de tu corazón,
o aquél mordido por las gatas de la maternidad.
Deseada, te germinan,
y rejuvenecida te ofreces.
¡Oh, viaje hospitalario!
¡Oh, árbol del sol!
¡Oh fuego de la señal!
¡Qué profundidad posees!
¡Qué despertar de tu serenidad!
¡Oh, tú!

                                Traducción de Estel Julià

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