Cuando entré, amiga mía, en el gran palacio de tu amor, se me rompió en la mano el frasco de perfume. Se rompieron en mi boca las palabras, y se rompió la expresión. Sigo sintiéndome pequeño, amor mío siempre que viajo por tus ojos. Siempre que miro tus manos me siento pequeño. Siempre que me acerco a tu belleza salvaje, amor mío, me siento pequeño. Siempre que repaso mis escritos, antes de verte, amor mío, me siento pequeño.