Los tres hijos y el tesoro Se dice desde tiempos remotos que más allá de las siete colinas, un anciano, enfermo y acechado por la muerte, hizo llamar a sus tres hijos: Sabed, hijos míos, que guardo un tesoro. Al que me traiga agua mágica para curarme del mal que me consume, le revelaré el lugar donde se esconde mi fortuna. Así, se fueron los tres hermanos, un buen día, en busca del agua mágica. Tras cinco largos días y cinco largas noches andando, llegaron por fin al alba, a un calvero del bosque. Los rayos del sol descubrían tres caminos. El primogénito, Akli, el malvado, el que llevaba en su interior el veneno del mal, escogió el camino más bonito, bordeado por árboles repletos de flores y frutos. Saíd, el avaro, el que no compartía nunca su trozo de pan ni sus dátiles, decidió tomar el segundo camino, también muy verdoso. En cuanto a Omar, el generoso, el más gentil de los tres hermanos, le impusieron el camino más árido, pedregoso y desierto, que ninguno de los o...
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