Centos de Yuha

Cuentos de Yuha
Tradición: Raghida Abillamaa



Yehá y el gallo.


Un día entró Yehá en un aduar para robar un gallo. Desde que puso su mano sobre él, el gallo comenzó a escandalizar. Entonces, un hombre del aduar que lo había oído salió de la tienda, se aproximó a Yehá y le preguntó:
“Y bien Yehá, ¿qué haces ahí?” Y Yehá le contestó inocentemente: “Ya lo ves, enseño a cantar a tu gallo”



Yoha tira con arco

Un día, Tamerlán invitó a Yoha a asistir a una competición de tiro con arco organizada por el 
ejército. Yoha, que se jactaba de ser un arquero experto, fue seleccionado por Tamerlán para demostrar su maestría.
Yoha se negaba a complacerle, pero Tamerlán insistió y le obligó a tirar.
Yoha apuntó hacia el objetivo con una flecha, pero no consiguió alcanzarlo. Entonces dijo:
—Así tira nuestro jefe de policía....
Lanzó una segunda flecha, que volvió a fallar, y dijo:
—Así tira nuestro gobernador.
A la tercera logró finalmente tocar la diana, y gritó:
— ¡Y así tiro yo !



El discurso de Yoha


Un día Yoha subió al estrado y se dirigió a la gente:
—Os quiero decir algo importante. ¿Sabéis lo que os quiero decir?
Le contestaron: —Claro que no, ¿cómo quieres que lo sepamos?
—En ese caso no os diré nada, porque es inútil comunicarse con ignorantes como vosotros.
Y se bajó de allí.
Otro día Yoha volvió a subirse al estrado y dijo a la gente:
—¿Sabéis lo que os quiero decir?
La gente le contestó: —Sí, lo sabemos. —Muy bien —dijo Yoha
—. Como lo sabéis, no hay necesidad de repetíroslo.
Los presentes, extrañados, se miraban unos a otros pensando qué podrían hacer para averiguar de 
qué se trataba.
Unos días después, Yoha se subió al estrado y dijo:
—¿Sabéis lo que os quiero decir hoy?
Entonces algunos dijeron que sí y otros que no. Yoha exclamó:
—En ese caso, los que lo saben entre vosotros se lo pueden decir a los que no lo saben, y así no 
hará falta que yo diga nada.



¿Quién es el burro ?


Yoha fue al mercado y compró un asno, lo ató
con una cuerda y lo llevó andando hacia su
casa. Pero le siguieron dos ladrones. Uno de
ellos deshizo la cuerda y la ató a su cuello, mientras que el otro huyó con el burro. Cuando Yoha se dio la vuelta y vio al ladrón atado de la cuerda, gritó:
—¿Dónde está mi burro?
— ¡Yo soy el burro!
—contestó el ladrón.
—¿Y cómo es eso?
—preguntó Yoha.
—Fui malo con mi madre y la desobedecí y ella me maldijo y pidió a Dios que me transformara en burro, y después me vendió al mercader al cual me compraste. Ahora parece que se me ha perdonado y gracias a Dios he vuelto a ser humano.Yoha le contestó:
—Vuelve a tu casa y no hagas enfadar otra vez a tu madre. Al día siguiente, Yoha volvió al mercado para comprarse otro burro y encontró el burro que había comprado el día anterior. Se acercó a él y le dijo en la oreja:
-¿Has vuelto a desobedecer a tu madre? ¿No te dije que no la hicieras enfadar? Mereces todo lo que te pasa.

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