I. EL PAR DE GUANTES —Es una historia muy singular, señor —dijo el inspector Wield, de la brigada de detectives de la policía, quien, en compañía de los sargentos Dornton y Mith,noshizo otra visita al atardecer, un día de julio—, y he pensado que le gustaría conocerla. »Se refiere al asesinato de la joven Eliza Grimwood, hace unos años, en Waterloo Road. La llamaban coloquialmente «la Condesa», por su belleza y su porte arrogante, y cuando vi a la pobre Condesa (llegué a conocerla bien, por así decir), muerta, degollada, en el suelo de su dormitorio, créame si le digo que me vinieron a la cabeza pensamientos muy lúgubres. »Pero eso no viene al caso. Me presenté en su residencia la mañana siguiente al asesinato, examiné el cadáver y procedí a hacer un registro general del dormitorio. Al levantar la almohada de la cama encontré un par de guantes. Un par de guantes de caballero, muy sucios, con las iniciales Tr. bordadas en el forro, y ...
هذه يدي ممدودة نتساءل في هذه العجالة عن سر انسحاب العديد من الأسماء التي كانت تؤثث المشهد الفني المغربي في مجال الاغنية و سنترك السؤال مفتوحا لأن هدفنا من هذه المداخلة ليس إعطاء جواب و انما الدعوة الىالتفكير الهادئ في موضوع يمس الذوق الجماعي الملحن و المطرب عبدالوهاب الدكالي و ندعو الجميع هاهنا الى البحث عن القصيدة في خضم الكلام المباح الذي ينسل إلى اسماعنا . ندعو إلى تذكر بعض الأعمال التي كانت تجمع بين الكلام الفصيح و اللحن البديع والأداء الرائ الشاعر و الصحفي احمد الطنجاوي كلمات : أحمد الطنجاوي ألحان : عبد الوهاب الدكالي هذه يدي ممدوة مدي يدك وتعالي نبحث عن ربي لم تطرق نبني بها عش الهوي بالحب بالاهات بخيوط شمس المشرق اني فرشت لك الورود الي الغدير الحالم وقطفت من حمر الخدود شذي غرام الهائم باخيالي فتعالي هذه يدي ممدوة مدي يدك واخاف من عينيك يهرب منهما حبي واخاف من كفيك يسقط منهما قلبي وانا احب لكني غيور من همس اشواقي اثور فتعالي نبحث عن مكان انا وانتي والحنان لوحدنا نمضي ونزرع خلفنا وامامنا دنيا من ال...
Anton chejov Un niño maligno Iván Ivanich Liapkin, joven de exterior agradable, y Anna Semionovna Samblitzkaia, muchacha de nariz respingada, bajaron por la pendiente orilla y se sentaron en un banquito. El banquito se encontraba al lado mismo del agua, entre los espesos arbustos de jóvenes sauces. ¡Qué maravilloso lugar era aquel! Allí sentado se estaba resguardado de todo el mundo. Sólo los peces y las arañas flotantes, al pasar cual relámpago sobre el agua, podían ver a uno. Los jóvenes iban provistos de cañas, frascos de gusanos y demás atributos de pesca. Una vez sentados se pusieron en seguida a pescar. -Estoy contento de que por fin estemos solos -dijo Liapkin mirando a su alrededor-. Tengo mucho que decirle, Anna Semionovna..., ¡mucho!... Cuando la vi por primera vez... ¡están mordiendo el anzuelo!..., comprendí entonces la razón de mi existencia... Comprendí quién era el ídolo al que había de dedicar mi honrada y laboriosa vida....
Commentaires
Enregistrer un commentaire