Raquel Lanseros

 Raquel Lanseros


La poeta y traductora Raquel Lanseros (Jerez de la Frontera, 1973), 
Licenciada en Filología inglesa, Máster en Comunicación Social 
Y doctora en Didáctica de la Lengua y la Literatura.
  Es autora de :
- 'Leyendas del promontorio',
- 'Diario de un destello', 
- 'Los ojos de la niebla',
- 'Croniria' 
- 'Las pequeñas espinas son pequeñas'
 libros que se agrupan ahora en 'Esta momentánea eternidad. Poesía reunida (2005-2016)', una edición que incluye poemas exentos e inéditos. 


Su obra ha sido parcialmente traducida a numerosos idiomas, e incluida en innumerables antologías y publicaciones literarias de todo el mundo,
Jose Antonio Santano dice   : "Lanseros refleja en los poemas siempre un lado interno y reflexivo donde la emoción y el sentimiento se aúnan para conformar un sólido cuerpo poético" 
Como traductora, destacan sus traducciones de Edgar Allan Poe, Lewis Carroll y Louis Aragon.
Ha recibido numerosos galardones por su obra poética,
Entre ellos destacan 
el Premio Unicaja de Poesía, 
el Premio Antonio Machado en Baeza, 
el Premio del Tren o el Premio Jaén de Poesía,

   Es la poeta más relevante en lengua española nacida después de 1970


SOBRE UNA CAMA HELADA


No es invisible el modo
en que ya no te busco,
ni esta manera nueva, sin fe ni mediodía
de llovernos despacio —como gotas de hielo—,
de no ceder un palmo en medio del tornado.

El olvido es azul. Nunca termina
de convertirse a golpes en él mismo.
Se mide por ausencias y papeles en blanco.

Tras su paso, el silencio
deja detrás de sí un paisaje de ruinas,
una patria deshecha e inmolada
a los grises fantasmas de la pérdida.

El ánimo rojizo de las uvas maduras
se apodera despacio de la tierra.

Te quise. Me quisiste. Nos quisimos.
Qué fácil es decirlo cuando no queda nada,
cuando ya ni siquiera recordamos
el tacto de los sueños.

Ahora que la memoria se bate en retirada,
—vencida y silenciosa
como un niño sin cromos—,
y lo único tangible frente a nosotros mismos
es lo que ya no existe.



LIBRO DE CUENTOS



Sobre la antigua mesa de juegos infantiles
el volumen de cuentos escogidos.
El sol, igual que entonces,
derrama su promesa de luz inagotable sobre las viejas páginas.
Hoy vuelvo a ver, con dedos asombrados,
el paisaje de mis primeros sueños.
El corazón se comba bajo el peso del tiempo como una flor nevada.
Hubo un día que soñé con palacios de oro detenidos
al borde de un estanque. Con diamantes
lloviendo sobre el barro. Con montañas sonámbulas, con dragones domésticos.
Los años han pasado con esa exactitud impertinente.
Ahora,
ya conozco el sabor
-agridulce y perplejo-
de la hierba que crece al otro lado.
Y no siempre es más verde.
He visto transformarse muchas veces
sueños en calabazas,
promesas en harapos,
palabras en ratones asustados.
Quien cruza una frontera, apuñala las horas.
Ahora,
en este tiempo del que huyen las respuestas,
cuando vuelan los pájaros
tras comerse las migas derramadas sobre el musgo del bosque.

¿Cómo encontrar de nuevo el camino de regreso?


INVOCACIÓN


Que no crezca jamás en mis entrañas
esa calma aparente llamada escepticismo.
Huya yo del resabio,
del cinismo,
de la imparcialidad de hombros encogidos.
Crea yo siempre en la vida
crea yo siempre
en las mil infinitas posibilidades.
Engáñenme los cantos de sirenas
tenga mi alma siempre un pellizco de ingenua.
Que nunca se parezca mi epidermis
a la piel de un paquidermo inconmovible,
helado.
Llore yo todavía
por sueños imposibles
por amores prohibidos
por fantasías de niña hechas añicos.
Huya yo del realismo encorsetado.
Consérvense en mis labios las canciones,
muchas y muy ruidosas y con muchos acordes.

Por si vinieran tiempos de silencio.

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